martes, 5 de febrero de 2013


CAVAR Y ABONAR…
Lucas: 13:6-9: Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 

 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 

El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

     El Señor Jesús utilizó las parábolas para dar a conocer leyes y principios del Reino de los Cielos, presentando verdades espirituales a través de elementos naturales relacionadas comúnmente con la vida de la población a la cual hablaba. Por ser una economía basada principalmente en la actividad agropecuaria, muchas veces utilizaba el ejemplo de la siembra, el cultivo, la cosecha, para dar sus explicaciones.

    Jesús, en el pasaje anterior, representa al hombre por medio de la higuera, de la cual el dueño de la viña, Dios Padre, esperaba recibir un fruto. Se muestra dando la orden de cortarla para no inutilizar la tierra, ya que por tiempo había esperado el fruto y la higuera no lo daba. Por su lado, el viñador, Jesús, solicita al Señor de la viña,  dejar a la higuera un tiempo más y agrega: “hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone”, indicando esto, que el tiempo de espera o de prórroga ante la orden del Señor lo determina el hecho de que el viñador haya cumplido con un trabajo más dedicado a la higuera con la esperanza de que, eventualmente, por el trabajo que él haga, la higuera produzca el fruto.

     De seguro, el viñador había dedicado su esfuerzo en la higuera como con cualquier otra área de la viña que sí dio los frutos correspondientes. Sin embargo, la expresión “hasta que yo…”, nos muestra que él asume la responsabilidad por la carencia del fruto de la higuera, y lo que inicialmente parece una petición de oportunidad para la higuera se convierte en una solicitud de oportunidad para él en su rol de viñador, consciente de que tendrá que rendir cuenta a su Señor acerca de la labor para la cual fue contratado.
“… hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.”

     Cavar alrededor de una planta se realiza con la intención de modificar el terreno que rodea a la planta, suavizarlo y hacerlo permeable para que el agua, elemento vital para la planta, penetre y pueda ser absorbida por las raíces junto a los nutrientes que el abono le proporcione. Abonar, no es más que darle a la planta los nutrientes que necesita para vivir, crecer fuerte y producir el esperado fruto, es agregar un elemento adicional que optimice la alimentación que hasta ahora había recibido, mayor necesidad de nutrientes, mayor cantidad de abono dentro de una medida balanceada. Es darle lo que necesita.

     En el aula de clases, la acción de cavar tiene que ver con el crear un ambiente adecuado para la impartición del mensaje (abono) que queremos que el joven reciba, y que ciertamente, necesita para crecer y dar frutos. Este ambiente adecuado va, desde establecer una buena relación con el discípulo, procurar el uso efectivo de los canales de comunicación, generar interés o expectativas acerca de lo venidero, motivar; hasta la escogencia de la manera más apropiada de organizar al grupo dentro del aula de clases en un entorno que favorezca el aprendizaje.

     Por su parte, el abonar, refiere a la transmisión del mensaje, compartir del conocimiento, el reforzamiento de un valor, suministrar información; en donde el abono debe ser de alta calidad, en una presentación práctica, fácil de digerir. Si el docente cava y aplica un abono deficiente en nutrientes, no está garantizada  la cosecha.


Cavar y abonar persigue que el árbol de fruto y que no  sea cortado.

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