CAVAR Y ABONAR…
Lucas: 13:6-9: Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una
higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo
halló.
Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?
El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
El Señor Jesús utilizó las parábolas para dar
a conocer leyes y principios del Reino de los Cielos, presentando verdades
espirituales a través de elementos naturales relacionadas comúnmente con la
vida de la población a la cual hablaba. Por ser una economía basada
principalmente en la actividad agropecuaria, muchas veces utilizaba el ejemplo
de la siembra, el cultivo, la cosecha, para dar sus explicaciones.
Jesús, en el pasaje anterior, representa al
hombre por medio de la higuera, de la cual el dueño de la viña, Dios Padre,
esperaba recibir un fruto. Se muestra dando la orden de cortarla para no
inutilizar la tierra, ya que por tiempo había esperado el fruto y la higuera no
lo daba. Por su lado, el viñador, Jesús, solicita al Señor de la viña, dejar a la higuera un tiempo más y agrega: “hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone”,
indicando esto, que el tiempo de espera o de prórroga ante la orden del Señor
lo determina el hecho de que el viñador haya cumplido con un trabajo más
dedicado a la higuera con la esperanza de que, eventualmente, por el trabajo
que él haga, la higuera produzca el fruto.
De seguro, el viñador había dedicado su
esfuerzo en la higuera como con cualquier otra área de la viña que sí dio los
frutos correspondientes. Sin embargo, la expresión “hasta que yo…”, nos muestra que él asume la responsabilidad por la
carencia del fruto de la higuera, y lo que inicialmente parece una petición de
oportunidad para la higuera se convierte en una solicitud de oportunidad para él
en su rol de viñador, consciente de que tendrá que rendir cuenta a su Señor
acerca de la labor para la cual fue contratado.
“…
hasta que yo cave alrededor de ella, y
la abone.”
Cavar alrededor de una planta se
realiza con la intención de modificar el terreno que rodea a la planta, suavizarlo
y hacerlo permeable para que el agua, elemento vital para la planta, penetre y
pueda ser absorbida por las raíces junto a los nutrientes que el abono le proporcione. Abonar,
no es más que darle a la planta los nutrientes que necesita para vivir, crecer
fuerte y producir el esperado fruto, es agregar un elemento adicional que
optimice la alimentación que hasta ahora había recibido, mayor necesidad de
nutrientes, mayor cantidad de abono dentro de una medida balanceada. Es darle
lo que necesita.
En el aula de clases, la acción de cavar
tiene que ver con el crear un ambiente adecuado para la impartición del mensaje
(abono) que queremos que el joven reciba, y que ciertamente, necesita para
crecer y dar frutos. Este ambiente adecuado va, desde establecer una buena
relación con el discípulo, procurar el uso efectivo de los canales de
comunicación, generar interés o expectativas acerca de lo venidero, motivar;
hasta la escogencia de la manera más apropiada de organizar al grupo dentro del
aula de clases en un entorno que favorezca el aprendizaje.
Por su parte, el abonar, refiere a la
transmisión del mensaje, compartir del conocimiento, el reforzamiento de un
valor, suministrar información; en donde el abono debe ser de alta calidad, en
una presentación práctica, fácil de digerir. Si el docente cava y aplica un
abono deficiente en nutrientes, no está garantizada la cosecha.
Cavar
y abonar persigue que el árbol de fruto y que no sea cortado.
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